Mg. Cs de la Actividad Física y la Salud
Profesor Educación Física - Lic. Educación
Especialista consultoresdeportivos
Profesor Educación Física - Lic. Educación
Especialista consultoresdeportivos
Los procesos de
entrenamiento en el transcurso de los años y la tecnología de vanguardia han
sufrido cambios presurosos y llenos de controversia, radicados principalmente
por las diferentes corrientes de “pensadores” del deporte. A su vez, ha
cimentado grandes logros desde los años 30´ a la actualidad, esto debido a que
los entrenamientos fueron tomando una constante de trabajo principalmente
focalizando esfuerzos en entender el comportamiento del organismo a nivel
fisiológico ante procesos de variabilidad de intensidad y carga. A esto
comúnmente se le empezó a llamar “planificación” derivado de conceptos
administrativos que sustentan la “organización de procesos derivados,
consistentes, mancomunados e interdependientes en pos de obtención de un logro
determinado”.
A nivel deportivo,
mucho se ha escrito y hablado de la “planificación” como ente regulador de las
acciones deportivas en la competencia, asegurando principalmente que el
rendimiento del deportista esté en su “peak” (o máximo) para conseguir el
anhelado logro.
LA PERIODIZACIÓN
A medida que se avanza en el tiempo y las
distintas corrientes de pensadores del deporte van teniendo nuevos
descubrimientos en la organización y distribución de las cargas de
entrenamiento; van asimilando diversos conceptos que permiten sustentar a
ciencia cierta las características básicas de sus descubrimientos; si bien el
término “periodización” se entiende como un sinónimo de planificación en el
mundo deportivo, este conlleva otros procesos estructurales que la
planificación no logra captar de forma concreta.
La periodización
principalmente es “distribuir las cargas e intensidades de entrenamiento en
períodos determinados y con objetivos
específicos que en su conjunto constituyen una estructura de rendimiento
deportivo”. Por ello, se debe entender que la derivación hacia la periodización
responde necesariamente a las acciones propias de obtener logros deportivos,
mediante un raciocinio lógico y secuenciado, respetando factores fisiológicos,
metodológicos, psicológicos,
individuales y deportivos.
PROCESOS DE LA PERIODIZACIÓN DENTRO DE UN MARCO
TEÓRICO
Hasta el momento,
hemos logrado hacer una somera diferencia entre planificación y periodización,
enfocándonos más en el último concepto
tenemos que entender los procesos que logran estructurarlo. Para ello haremos una
revisión de los procesos que intervienen en la periodización deportiva y que
sustentan un entrenamiento.
Construcción teórica y sustento de objetivos
Toda periodización
debe comprender una fase de sustento teórico que implique un desarrollo de las
características del deporte que se está trabajando, las características
individuales del deportista, las acciones “supuestas” que se pretenden trabajar
para conseguir el objetivo, el racionamiento lógico y estructurado de los
procesos que sustentan la necesidad de entrenamiento y la revisión de
experiencias anteriores en torno a la metodología de entrenamiento a utilizar.
Con esto podemos entender y derivar en la construcción de un objetivo
“macrocíclico” u objetivo general de logro en el proceso o ciclo de
entrenamiento programado. Como
macrociclo debemos entender como la unidad funcional más amplia del proceso de
entrenamiento que engloba la totalidad de periodos de entrenamiento y que tiene
por objetivo el rendimiento del deportista en un momento competitivo
fundamental. A este proceso de estudio, análisis y redacción lo conocemos
comúnmente como “plan escrito”.
Construcción gráfica
Cuando tenemos un
desarrollo y sustento teórico declarado; y que a su vez nos sirve de guía para
el desarrollo de nuestro entrenamiento, debemos orientar los esfuerzos en
plasmar este “ideal” de entrenamiento en una secuencia lógica de fácil lectura
y que responda a diversas fases o períodos declarados en el plan escrito.
FIG. 1: Modelo tradicional de periodización detallando en su estructura
la intensidad, carga y forma deportiva en conjunto con los períodos de
competición.
Para ello y
necesariamente debemos exponer bajo conceptos preestablecidos y que den a
entender y caractericen una forma de entrenamiento (contemplando su exigencia o
intensidad, carga y acciones conducentes a ello). Para ello tenemos que hacer
un análisis histórico de ello, partiendo con la planificación que expuso
Matveev en los años 70´ generando 3 estructuras intermedias básicas para el
macrociclo, a saber, periodo preparatorio, competitivo y transitorio, las
cuales determinaban la temporada (o tiempo) de trabajo del deportista para
obtener el rendimiento deseado; por otra parte y más avanzado en su tiempo Verskhoshansky, planteó estructuras más
reducidas y respondiendo a estímulos particulares, variando la progresión del
rendimiento en función de los controles o valoraciones que proyectaba en
espacios de tiempo preestablecidos; a
esto se le conoce como periodización de bloques o “concentrado”, ya que ellos
responden necesariamente a variaciones de carga e intensidad en periodos
cortos, permitiendo con ello tener un mejor control de la progresión del
deportista para llegar a la “forma deportiva” deseada y por consiguiente
proyectando el rendimiento en la competencia de mejor forma debido a la
plasticidad que esta ofrece. Por otra parte tenemos el modelo propuesto por
Issurin y Kaverin (1986), denominado ATR, por la conjunción de las palabras
Acumulación, Transferencia y Realización. Esta forma de periodizar, tiene un
sustento más metodológico por entremezclar los indicadores de intensidad y
carga de entrenamiento, con los fundamentos propios del deporte (cosa que los
autores anteriores no enunciaban ni contemplaban directamente), lo cual
permitió estructurar sesiones de entrenamiento que basaban los rendimientos en
los deportistas como un accionar conjunto, respetando los principios del
entrenamiento y brindando la plasticidad necesaria para determinar progresos
favorables o negativos durante la temporada.
FIG 2: Modelo de periodización en bloques o concentrado, el cual
demuestra por medio de la progresión de intensidad (color) la evolución de la
forma deportiva del deportista en cada bloque.
Ahora bien, el patrón
gráfico necesario para entender un proceso de periodización, lo debemos llevar
a períodos que permitan refrendar una articulación concreta que oriente y dé
una fácil comprensión del período que vivencia el deportista dentro del proceso
de entrenamiento. Para ello encontramos estructuras dentro del macrociclo
denominadas mesociclos, que son estructuras intermedias (de 4 a 7 semanas) que
permiten reconocer un estado particular del proceso atribuyendo características
de desarrollo o adquisición de una o varias cualidades físicas y/o deportivas,
Evolución de la intensidad en períodos previos, contemporáneos y posteriores a
la competencia, y periodos de transición o baja de intensidad para sustentar
procesos de recuperación. A ello también debemos sumar las estructuras
microciclicas, las cuales derivan de las anteriores y permiten orientar más
precisamente las acciones, intensidad y carga del entrenamiento en ciclos
pequeños (normalmente de 5 a 7 días de duración); estas pretenden entregar las
orientaciones y asociaciones concretas para el desarrollo de las sesiones de
entrenamiento (las cuales se denominan miociclos).
EL PROCESO LLEVADO A LA PRÁCTICA
Ahora bien, el
entender el proceso desde una realidad práctica, implica factores que si bien
pueden ser enunciados o presupuestados en el plan escrito, estos afectan
directamente la periodización desde un punto de vista asociado a imponderables
que están presentes en los hechos cotidianos de la vida y que en sí no escapan
a los procesos estructurados.
FIG 3: Características principales de los ciclos de entrenamiento
Como factores comunes
tendremos desde la estructura física que soporta el entrenamiento, la
implementación deportiva, las lesiones, el clima, el número de deportistas
programados, las variaciones del ciclo de competencia, niveles metodológicos
inconclusos y hasta el estado de ánimo del deportista. Es por ello que, estos
“imponderables” guiarán las modificaciones que sufrirá nuestra periodización,
entendiendo que “día perdido no se recupera” hablando de entrenamiento; no
obstante ello si podemos modificar nuestro proceso alargando o acortando el
ciclo, interviniendo factores fisiológicos mediante otros métodos de
entrenamiento más agresivos, o duplicando miociclos para una distribución de carga que asemeje a
la original; siempre deberá ser en función del deportista, su forma deportiva
actual y la distancia o tiempo que resta para la competencia fundamental, esto
para evitar que se produzca sobreentrenamiento.
En etapas iniciales
de desarrollo deportivo de rendimiento, la periodización se fundamenta más en
la adquisición de procesos técnico – tácticos asociados a un rendimiento
supuesto acorde a las progresiones propias del desarrollo morfológico, fase
sensible o estadio madurativo; por ello estas tienden a ser comandadas por
estructuras de tipo metodológico que argumentan los rendimientos en base a
gestos deportivos, nivel de eficiencia, distancia, velocidad y carga soportada,
todos tratados de forma unilateral y a criterio del entrenador, por necesitar
entregar la mayor cantidad de experiencias motrices que permitan sustentar un
proceso de periodización deportiva en base a una construcción cognimotriz que
reglamenta el deporte en cuestión. Ahora bien, este proceso muchas veces es
complicado de asumir desde un punto de vista de la periodización, esto
principalmente porque el desarrollo metodológico no puedo asumirlo como el
desarrollo fisiológico, ya que el primero responde a intereses personales,
aptitudes cognomotrices, habilidades propias del deporte, y una respuesta
fisiológica capaz de soportar e incrementar con el entrenamiento; en cambio en
el segundo, al tener procesos identificados y valorados, puede asumir riesgos
jugando con los niveles de intensidad y
de la carga; puesto que entrar en una periodización con un deportista en un
estado madurativo avanzado permite asumir conformaciones cognomotrices que ya existen en el deportista y permiten
orientar los esfuerzos a la perfección de los mismos dentro de ambientes
tácticos, psicológicos y metodológicos conjuntamente con los físicos. Derivando
en un proceso integrador y complejo en sí mismo.
Bajo la última idea, hay
procesos que se pueden asumir solo en circunstancias particulares,
principalmente cuando existen diferentes competencias, de diverso nivel de
rendimiento y que se superponen o se encuentran con poco tiempo de asimilación
competitiva entre ellas; para ello se asumen procesos variables y concatenados;
es decir, se construyen periodizaciones acorde competencias fundamentales se
desarrollen; esto siempre que no respondan al mismo nivel de rendimiento o
impliquen generar curvas de rendimiento para asumir la forma deportiva sin
fases de sobrecompensación.
Cuando el proceso lo
permite, la integración de factores fisiológicos con los metodológicos
considera una asignación cuantitativa y cualitativa del progreso u objetivo
trazado; esto quiere decir que mientras más variables se consideren en el
entrenamiento, más complejo será llevarlo a cabo, pero más certero será el
resultado. Si a esto, podemos condicionar elementos tecnológicos que nos
proporcionen más datos que reflejen el estado del deportista en situaciones de
entrenamiento tendremos mejores prospectos de cumplimiento de objetivo.
CÓMO SE ASUME LA CARGA E INTENSIDAD DEL
ENTRENAMIENTO
Nuestro organismo es
sabio y mantiene al igual que un vehículo de última generación, un sinnúmero de
“sensores” que nos permite identificar variaciones en el rendimiento, eficacia
y eficiencia del sistema; lamentablemente no poseemos un puerto o conexión que
permita recoger dicha información para beneficio nuestro como entrenadores. Es
por ello que nos valemos de diversos instrumentos que permite estimar con
cierto grado de fiabilidad (y de forma indirecta) ciertos indicadores de
nuestro organismo para el desarrollo u progresión de nuestro entrenamiento.
En nuestro ímpetu de
tener mejores indicadores, muchas veces asumimos la intensidad bajo un prisma
de linealidad y proporcionalidad respecto al momento o período que vive el
deportista; es por ello que muchas veces esta iniciativa muchas veces termina
por limitar la forma deportiva necesaria para llegar con el peak de rendimiento
deportivo en la competencia, ante ello y si bien el proceso puede variarse para
provocar respuestas favorables, los indicadores podrían generar un
sobreentrenamiento o adaptación negativa lo cual ya ha sido mencionado
anteriormente.
Para determinar la
carga, existen diversas formas expuestas por un sinnúmero de entrenadores,
quienes asumen la misma principalmente en categorías, donde encontramos el
tonelaje, la distancia, el tiempo y la unidad de análisis. Todas con
condicionantes y características particulares pero que sirven para cuantificar
el proceso. A la carga siempre podremos argumentarle un factor metodológico
deportivo, ya sea un gesto técnico, una secuencia táctica o una respuesta
psicológica. Esto debido a que la carga se manifiesta por sí misma en el
proceso de entrenamiento, ya que cumple la función de sostén de las acciones
motrices que pretenden sustentar el rendimiento.
Respecto a la
intensidad, esta se manifiesta de forma cualitativa, es decir puede ser
mensurable como la carga, pero se adiciona la “calidad” de la ejecución
respecto a las características que presente el gesto realizado. Para ello
entenderemos la intensidad como: velocidad de ejecución, potencia de despegue, nivel
de ejecución, percepción de esfuerzo,
etc. Entendiendo con ello que la intensidad nos permitirá reflejar la
calidad del entrenamiento y por ende la forma deportiva alcanzada, que al
llegar al peak de rendimiento debiese responder a la fase de competencia
fundamental.
EN LA PRÁCTICA ESTO ES POSIBLE
Como bien se ha hecho
mención en el transcurso de vuestra lectura, todo bien encaminado y respetando
los procesos correspondientes y determinantes para el rendimiento, permitirán
que el deportista obtenga el rendimiento deseado y presupuestado, para ello y
de forma concreta debemos especificar acciones propias de la periodización
contemporánea y que sometemos a discusión en esta oportunidad acorde lo que
hace mención García Manso (1997):
- La individualización
de las cargas de entrenamiento, se mantienen cargas de trabajo en base
a los principios individuales de adaptación a las mismas.
- Concentración de
las cargas de trabajo de una misma orientación en períodos cortos de
tiempo, esto nos lleva a una reducción de las capacidades/objetivos
que se deben entrenar dentro de una unidad media de entrenamiento
(mesociclo). Es preciso conocer profundamente el efecto que produce cada
tipo de carga sobre el resto de orientaciones que se desarrollan en el mesociclo.
- Tendencia a un
desarrollo consecutivo de capacidades/objetivos, aprovechando el
efecto residual de determinadas cargas de trabajo.
- Incremento del
trabajo específico en el contenido del entrenamiento. Sólo con cargas
especiales de entrenamiento se pueden conseguir las adaptaciones
necesarias en el deporte moderno.
El entrenar de forma consciente y planificada, considerará muchos
esfuerzos, mucha dedicación y tiempo tanto de organización y estructuración del
entrenamiento como la realización del mismo con el deportista. Pero la
experiencia y los grandes aciertos deportivos terminan por dar argumentos
válidos que determinan que el mantener una estructura basadas en períodos,
respetando al individuo y su individualidad, incorporando los principios del
entrenamiento deportivo, organizando las competencias, y asumiendo roles de
liderazgo para la conducción de los procesos de entrenamiento, con el fin
último de obtener el rendimiento esperado; bien merece todos los sacrificios y
métodos respaldados por muchos entrenadores y su experiencia para concretarse.
ZHELYAZKOV, E “Bases
del entrenamiento deportivo”, Ed. Paidotribo, España, 2002.
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Ed. Paidotribo, España, 2000.
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