miércoles, 11 de enero de 2012

DE LA PERIODIZACIÓN TEÓRICA A LA REALIDAD PRÁCTICA

Francisco Javier Retamales Muñoz
Mg. Cs de la Actividad Física y la Salud
Profesor Educación Física - Lic. Educación
Especialista consultoresdeportivos


Los procesos de entrenamiento en el transcurso de los años y la tecnología de vanguardia han sufrido cambios presurosos y llenos de controversia, radicados principalmente por las diferentes corrientes de “pensadores” del deporte. A su vez, ha cimentado grandes logros desde los años 30´ a la actualidad, esto debido a que los entrenamientos fueron tomando una constante de trabajo principalmente focalizando esfuerzos en entender el comportamiento del organismo a nivel fisiológico ante procesos de variabilidad de intensidad y carga. A esto comúnmente se le empezó a llamar “planificación” derivado de conceptos administrativos que sustentan la “organización de procesos derivados, consistentes, mancomunados e interdependientes en pos de obtención de un logro determinado”.



A nivel deportivo, mucho se ha escrito y hablado de la “planificación” como ente regulador de las acciones deportivas en la competencia, asegurando principalmente que el rendimiento del deportista esté en su “peak” (o máximo) para conseguir el anhelado logro.


LA PERIODIZACIÓN
 A medida que se avanza en el tiempo y las distintas corrientes de pensadores del deporte van teniendo nuevos descubrimientos en la organización y distribución de las cargas de entrenamiento; van asimilando diversos conceptos que permiten sustentar a ciencia cierta las características básicas de sus descubrimientos; si bien el término “periodización” se entiende como un sinónimo de planificación en el mundo deportivo, este conlleva otros procesos estructurales que la planificación no logra captar de forma concreta.

La periodización principalmente es “distribuir las cargas e intensidades de entrenamiento en períodos  determinados y con objetivos específicos que en su conjunto constituyen una estructura de rendimiento deportivo”. Por ello, se debe entender que la derivación hacia la periodización responde necesariamente a las acciones propias de obtener logros deportivos, mediante un raciocinio lógico y secuenciado, respetando factores fisiológicos, metodológicos, psicológicos,  individuales y deportivos.


PROCESOS DE LA PERIODIZACIÓN DENTRO DE UN MARCO TEÓRICO
Hasta el momento, hemos logrado hacer una somera diferencia entre planificación y periodización, enfocándonos más en el  último concepto tenemos que entender los procesos que logran estructurarlo. Para ello haremos una revisión de los procesos que intervienen en la periodización deportiva y que sustentan un entrenamiento.

Construcción teórica y sustento de objetivos
Toda periodización debe comprender una fase de sustento teórico que implique un desarrollo de las características del deporte que se está trabajando, las características individuales del deportista, las acciones “supuestas” que se pretenden trabajar para conseguir el objetivo, el racionamiento lógico y estructurado de los procesos que sustentan la necesidad de entrenamiento y la revisión de experiencias anteriores en torno a la metodología de entrenamiento a utilizar. Con esto podemos entender y derivar en la construcción de un objetivo “macrocíclico” u objetivo general de logro en el proceso o ciclo de entrenamiento programado.  Como macrociclo debemos entender como la unidad funcional más amplia del proceso de entrenamiento que engloba la totalidad de periodos de entrenamiento y que tiene por objetivo el rendimiento del deportista en un momento competitivo fundamental. A este proceso de estudio, análisis y redacción lo conocemos comúnmente como “plan escrito”.

Construcción gráfica
Cuando tenemos un desarrollo y sustento teórico declarado; y que a su vez nos sirve de guía para el desarrollo de nuestro entrenamiento, debemos orientar los esfuerzos en plasmar este “ideal” de entrenamiento en una secuencia lógica de fácil lectura y que responda a diversas fases o períodos declarados en el plan escrito.

FIG. 1: Modelo tradicional de periodización detallando en su estructura la intensidad, carga y forma deportiva en conjunto con los períodos de competición.

Para ello y necesariamente debemos exponer bajo conceptos preestablecidos y que den a entender y caractericen una forma de entrenamiento (contemplando su exigencia o intensidad, carga y acciones conducentes a ello). Para ello tenemos que hacer un análisis histórico de ello, partiendo con la planificación que expuso Matveev en los años 70´ generando 3 estructuras intermedias básicas para el macrociclo, a saber, periodo preparatorio, competitivo y transitorio, las cuales determinaban la temporada (o tiempo) de trabajo del deportista para obtener el rendimiento deseado; por otra parte y más avanzado en su  tiempo  Verskhoshansky, planteó estructuras más reducidas y respondiendo a estímulos particulares, variando la progresión del rendimiento en función de los controles o valoraciones que proyectaba en espacios de tiempo  preestablecidos; a esto se le conoce como periodización de bloques o “concentrado”, ya que ellos responden necesariamente a variaciones de carga e intensidad en periodos cortos, permitiendo con ello tener un mejor control de la progresión del deportista para llegar a la “forma deportiva” deseada y por consiguiente proyectando el rendimiento en la competencia de mejor forma debido a la plasticidad que esta ofrece. Por otra parte tenemos el modelo propuesto por Issurin y Kaverin (1986), denominado ATR, por la conjunción de las palabras Acumulación, Transferencia y Realización. Esta forma de periodizar, tiene un sustento más metodológico por entremezclar los indicadores de intensidad y carga de entrenamiento, con los fundamentos propios del deporte (cosa que los autores anteriores no enunciaban ni contemplaban directamente), lo cual permitió estructurar sesiones de entrenamiento que basaban los rendimientos en los deportistas como un accionar conjunto, respetando los principios del entrenamiento y brindando la plasticidad necesaria para determinar progresos favorables o negativos durante la temporada.


FIG 2: Modelo de periodización en bloques o concentrado, el cual demuestra por medio de la progresión de intensidad (color) la evolución de la forma deportiva del deportista en cada bloque.


Ahora bien, el patrón gráfico necesario para entender un proceso de periodización, lo debemos llevar a períodos que permitan refrendar una articulación concreta que oriente y dé una fácil comprensión del período que vivencia el deportista dentro del proceso de entrenamiento. Para ello encontramos estructuras dentro del macrociclo denominadas mesociclos, que son estructuras intermedias (de 4 a 7 semanas) que permiten reconocer un estado particular del proceso atribuyendo características de desarrollo o adquisición de una o varias cualidades físicas y/o deportivas, Evolución de la intensidad en períodos previos, contemporáneos y posteriores a la competencia, y periodos de transición o baja de intensidad para sustentar procesos de recuperación. A ello también debemos sumar las estructuras microciclicas, las cuales derivan de las anteriores y permiten orientar más precisamente las acciones, intensidad y carga del entrenamiento en ciclos pequeños (normalmente de 5 a 7 días de duración); estas pretenden entregar las orientaciones y asociaciones concretas para el desarrollo de las sesiones de entrenamiento (las cuales se denominan miociclos).


EL PROCESO LLEVADO A LA PRÁCTICA
Ahora bien, el entender el proceso desde una realidad práctica, implica factores que si bien pueden ser enunciados o presupuestados en el plan escrito, estos afectan directamente la periodización desde un punto de vista asociado a imponderables que están presentes en los hechos cotidianos de la vida y que en sí no escapan a los procesos estructurados.


FIG 3: Características principales de los ciclos de entrenamiento

Como factores comunes tendremos desde la estructura física que soporta el entrenamiento, la implementación deportiva, las lesiones, el clima, el número de deportistas programados, las variaciones del ciclo de competencia, niveles metodológicos inconclusos y hasta el estado de ánimo del deportista. Es por ello que, estos “imponderables” guiarán las modificaciones que sufrirá nuestra periodización, entendiendo que “día perdido no se recupera” hablando de entrenamiento; no obstante ello si podemos modificar nuestro proceso alargando o acortando el ciclo, interviniendo factores fisiológicos mediante otros métodos de entrenamiento más agresivos, o duplicando miociclos  para una distribución de carga que asemeje a la original; siempre deberá ser en función del deportista, su forma deportiva actual y la distancia o tiempo que resta para la competencia fundamental, esto para evitar que se produzca sobreentrenamiento.

En etapas iniciales de desarrollo deportivo de rendimiento, la periodización se fundamenta más en la adquisición de procesos técnico – tácticos asociados a un rendimiento supuesto acorde a las progresiones propias del desarrollo morfológico, fase sensible o estadio madurativo; por ello estas tienden a ser comandadas por estructuras de tipo metodológico que argumentan los rendimientos en base a gestos deportivos, nivel de eficiencia, distancia, velocidad y carga soportada, todos tratados de forma unilateral y a criterio del entrenador, por necesitar entregar la mayor cantidad de experiencias motrices que permitan sustentar un proceso de periodización deportiva en base a una construcción cognimotriz que reglamenta el deporte en cuestión. Ahora bien, este proceso muchas veces es complicado de asumir desde un punto de vista de la periodización, esto principalmente porque el desarrollo metodológico no puedo asumirlo como el desarrollo fisiológico, ya que el primero responde a intereses personales, aptitudes cognomotrices, habilidades propias del deporte, y una respuesta fisiológica capaz de soportar e incrementar con el entrenamiento; en cambio en el segundo, al tener procesos identificados y valorados, puede asumir riesgos jugando con los niveles de intensidad  y de la carga; puesto que entrar en una periodización con un deportista en un estado madurativo avanzado permite asumir conformaciones cognomotrices  que ya existen en el deportista y permiten orientar los esfuerzos a la perfección de los mismos dentro de ambientes tácticos, psicológicos y metodológicos conjuntamente con los físicos. Derivando en un proceso integrador y complejo en sí mismo.

Bajo la última idea, hay procesos que se pueden asumir solo en circunstancias particulares, principalmente cuando existen diferentes competencias, de diverso nivel de rendimiento y que se superponen o se encuentran con poco tiempo de asimilación competitiva entre ellas; para ello se asumen procesos variables y concatenados; es decir, se construyen periodizaciones acorde competencias fundamentales se desarrollen; esto siempre que no respondan al mismo nivel de rendimiento o impliquen generar curvas de rendimiento para asumir la forma deportiva sin fases de sobrecompensación.

Cuando el proceso lo permite, la integración de factores fisiológicos con los metodológicos considera una asignación cuantitativa y cualitativa del progreso u objetivo trazado; esto quiere decir que mientras más variables se consideren en el entrenamiento, más complejo será llevarlo a cabo, pero más certero será el resultado. Si a esto, podemos condicionar elementos tecnológicos que nos proporcionen más datos que reflejen el estado del deportista en situaciones de entrenamiento tendremos mejores prospectos de cumplimiento de objetivo.


CÓMO SE ASUME LA CARGA E INTENSIDAD DEL ENTRENAMIENTO
Nuestro organismo es sabio y mantiene al igual que un vehículo de última generación, un sinnúmero de “sensores” que nos permite identificar variaciones en el rendimiento, eficacia y eficiencia del sistema; lamentablemente no poseemos un puerto o conexión que permita recoger dicha información para beneficio nuestro como entrenadores. Es por ello que nos valemos de diversos instrumentos que permite estimar con cierto grado de fiabilidad (y de forma indirecta) ciertos indicadores de nuestro organismo para el desarrollo u progresión de nuestro entrenamiento.

En nuestro ímpetu de tener mejores indicadores, muchas veces asumimos la intensidad bajo un prisma de linealidad y proporcionalidad respecto al momento o período que vive el deportista; es por ello que muchas veces esta iniciativa muchas veces termina por limitar la forma deportiva necesaria para llegar con el peak de rendimiento deportivo en la competencia, ante ello y si bien el proceso puede variarse para provocar respuestas favorables, los indicadores podrían generar un sobreentrenamiento o adaptación negativa lo cual ya ha sido mencionado anteriormente.

Para determinar la carga, existen diversas formas expuestas por un sinnúmero de entrenadores, quienes asumen la misma principalmente en categorías, donde encontramos el tonelaje, la distancia, el tiempo y la unidad de análisis. Todas con condicionantes y características particulares pero que sirven para cuantificar el proceso. A la carga siempre podremos argumentarle un factor metodológico deportivo, ya sea un gesto técnico, una secuencia táctica o una respuesta psicológica. Esto debido a que la carga se manifiesta por sí misma en el proceso de entrenamiento, ya que cumple la función de sostén de las acciones motrices que pretenden sustentar el rendimiento.

Respecto a la intensidad, esta se manifiesta de forma cualitativa, es decir puede ser mensurable como la carga, pero se adiciona la “calidad” de la ejecución respecto a las características que presente el gesto realizado. Para ello entenderemos la intensidad como: velocidad de ejecución, potencia de despegue, nivel de ejecución, percepción de esfuerzo,  etc. Entendiendo con ello que la intensidad nos permitirá reflejar la calidad del entrenamiento y por ende la forma deportiva alcanzada, que al llegar al peak de rendimiento debiese responder a la fase de competencia fundamental.
      

EN LA PRÁCTICA ESTO ES POSIBLE
Como bien se ha hecho mención en el transcurso de vuestra lectura, todo bien encaminado y respetando los procesos correspondientes y determinantes para el rendimiento, permitirán que el deportista obtenga el rendimiento deseado y presupuestado, para ello y de forma concreta debemos especificar acciones propias de la periodización contemporánea y que sometemos a discusión en esta oportunidad acorde lo que hace mención García Manso (1997):

  1. La individualización de las cargas de entrenamiento, se mantienen cargas de trabajo en base a los principios individuales de adaptación a las mismas.
  2. Concentración de las cargas de trabajo de una misma orientación en períodos cortos de tiempo, esto nos lleva a una reducción de las capacidades/objetivos que se deben entrenar dentro de una unidad media de entrenamiento (mesociclo). Es preciso conocer profundamente el efecto que produce cada tipo de carga sobre el resto de orientaciones que se desarrollan en el mesociclo.
  3. Tendencia a un desarrollo consecutivo de capacidades/objetivos, aprovechando el efecto residual de determinadas cargas de trabajo.
  4. Incremento del trabajo específico en el contenido del entrenamiento. Sólo con cargas especiales de entrenamiento se pueden conseguir las adaptaciones necesarias en el deporte moderno.

El entrenar de forma consciente y planificada, considerará muchos esfuerzos, mucha dedicación y tiempo tanto de organización y estructuración del entrenamiento como la realización del mismo con el deportista. Pero la experiencia y los grandes aciertos deportivos terminan por dar argumentos válidos que determinan que el mantener una estructura basadas en períodos, respetando al individuo y su individualidad, incorporando los principios del entrenamiento deportivo, organizando las competencias, y asumiendo roles de liderazgo para la conducción de los procesos de entrenamiento, con el fin último de obtener el rendimiento esperado; bien merece todos los sacrificios y métodos respaldados por muchos entrenadores y su experiencia para concretarse. 

 Bibliografía

ZHELYAZKOV, E                 “Bases del entrenamiento deportivo”, Ed. Paidotribo, España, 2002.

BOMPA, T.                     “Periodization: theory and methodology of training”, Ed. Human Kinetics, EE.UU., 2009.

MATVEEV, I.                       “Fundamentos del entrenamiento deportivo”, Ed. Librerías deportivas Esteban Sanz, España, 1985.

VASCONCELOS, A.       “Planificación y organización del entrenamiento deportivo”, Ed. Paidotribo, España, 2005.

PLATONOV, N.                 “Teoría general del entrenamiento deportivo olímpico”, Ed. Paidotribo, España, 2002.

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SIFF, M.                                “Superentrenamiento”, Ed. Paidotribo, España, 2000.

BOMPA, T.                           “Periodización del entrenamiento deportivo”, Ed. Paidotribo, España, 2000.

ELLIOTT, B.                         “Training Sports: applying sport science”, Ed. Wiley, EE.UU., 1998.


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